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El séptimo arte tiene la capacidad de ir más allá de lo que conocemos por real, desde donde Pilar Franco crea una historia para profundizar en aquello que le intriga. Utiliza los elementos cinematográficos para ponerlos al servicio de su imaginación y desarrolla sus propios guiones donde afianza los rasgos personales que desea potenciar como directora.

La cámara se mueve en la intimidad y recoge lo que va más allá de lo evidente, al entender el valor de una mirada, de lo no dicho, y de la voz, que crece como poesía en el espacio, y se mimetiza con los sonidos. Todo ello, junto con la música para crear ese fondo que ella describe como «inmersión total».

Un reflejo de la veracidad, con la que ella afronta toda su obra. Cada movimiento, en ese caminar de palabras, fluir de voces, expresión de cantos y baile del cuerpo; habla para continuar en un mañana que se renueva cada día y que refleja la alegría por vivir sin renunciar a nada.

En este proceso, recoge los sonidos de la naturaleza y convive con ellos para hacer de cada experiencia una oportunidad de mimetizarse con ella y salir de uno mismo para abrirse al mundo, que se manifiesta en toda su majestuosidad para despertar a cada uno de nosotros con el primer rayo de sol y la luz de cada día.

Como muy bien expresa la artista, «el cine siempre estuvo ahí», como si todo fuera una cuestión de tiempo, que ha servido para madurar lo que ella muestra a través de la pantalla.

Bienvenid@ a mi Universo

Bienvenid@ a mi Universo, por David Antón
Una vez que se abre la puerta de un espacio propio, los elementos que la constituyen participan de los recuerdos y evocan significados posibles que van más allá de lo evidente.

En Bienvenido a mi Universo, las palabras, el sentir, y el lugar establecen un vínculo de unión fraternal, para adentrarse en una atmósfera personal y profunda. Todo se mueve con el movimiento de las olas, mientras susurran y se expresan con fuerza, en el devenir de la vida.

Cada paso, es una oportunidad para meditar y encontrar una vivencia próxima a la ensoñación. El baile y la alegría fluyen, unidos al lenguaje que nace desde la reflexión y el sentir.

Una voz cálida aparece como el viento, un susurro que gana fuerza y presencia en la lejanía, dejando reposar cada mensaje, acompañado de las imágenes que muestran el espíritu de la naturaleza a través de los ojos de la protagonista, unidas ambas, en este encuentro de luz y vida.

Todo puede estar relacionado, donde una simple línea trazada en la arena, es la expresión de un cuadro y una llamada al principio del universo. Los acontecimientos están marcados por el transcurrir del tiempo. Presente, aun en la lejanía, está representado por los destellos de vida, que aportan un matiz a cada instante, sutil y poderoso, dando un carácter distinto a cada momento.

Al adentrarse en realidades aparentemente distantes, se tienden puentes hacia la Tierra y las Estrellas, entre el día y la noche, al encuentro de una experiencia reveladora.

Un té en el estudio de Pilar

Ermita por David Antón
El sonido es una llamada que al sintonizar se convierte en la música de encuentro entre las notas. Del mismo modo surge una oportunidad para abrirse al entendimiento. A través de la intención, se reconocen lazos de unión, y la luz interior converge como llamada a un amor sincero.

Seguimos a un personaje que nos hace partícipe en cada instante, a través de su mirada y con la voz que nos invita a continuar un recorrido introspectivo hacia delante, con pequeñas paradas para afianzar cada idea y continuar avanzando. La luz natural cambia de intensidad constantemente aportando con sus matices una visión poderosa y reflexiva.

El Sol representa la fuerza de ese palpitar omnipresente e infinito, que todo lo unifica con su entrega, presente al ofrecer el calor de vida que le acompaña. Cada palabra se adentra en el horizonte de un cuadro, que en su movimiento, expresa la oportunidad de encontrarse entre las olas y recoger cada destello, como el reto de llegar al punto donde converge la luz.

Más allá de la ideología se reconoce un sentimiento de paz que se alcanza con serenidad y reposo.

El sentir es una voz de voces, una verdad entre las posibilidades y la representación de la esencia que nos define como seres. En todo este recorrido de sensibilidad y aproximación a lo que nace en nosotros, se afronta esta experiencia como un viaje de integración. Detrás de cada pequeño detalle, envueltos en la magia, para volar más allá de las ideas y alcanzar la realidad que abre sus brazos al fluir, con el aire que nos impulsa al gran salto.